Duendes y Elfos


Los duendes

Un duende es una criatura mítica perteneciente a la mitología pagana germánica que todavía sobrevive en el folclore de Europa del norte. En la mitología de los nórdicos, estas criaturas eran originalmente consideradas como una raza de dioses de la naturaleza y de la fertilidad, aunque de menor importancia.
Los duendes son una raza de seres semi-divinos, de estatura humana. Los duendes ficticios difieren de los duendes descritos por la mitología nórdica, aunque ambos se vinculan con creencias populares. Sin embargo, los personajes mitológicos tenían pocas probabilidades de entrar por la noche para ayudar a una persona.

Los duendes fueron concebidos como una raza de seres con aspecto similar al de los humanos pero más justos y sabios, con grandes energías espirituales, sentidos más agudos y una empatía con la naturaleza.


Los duendes eran maravillosos herreros y guerreros feroces, pero por una buena causa. Los elfos de la Tierra Media eran inmortales: no eran vulnerables a las enfermedades ni a los efectos de la vejez.
Aunque podían morir en batalla igual que los seres humanos o fallecer de pena, sus espíritus iban a vivir a una tierra bendita, en la región occidental, llamada Valinor.
 
Los duendes son representados a menudo como hombres y mujeres jóvenes de gran belleza que viven en bosques y otros lugares naturales subterráneos, así como en pozos y fuentes.
Han sido retratados como seres longevos o inmortales que gozan de energías mágicas innatas.


 Los elfos y elfos sagrados.
Los Elfos son seres semi inmortales, su “nivel de envejecimiento” es casi nulo, el aspecto de un elfo de 100 años puede parecer al de un humano de 30 años, poseen una gran belleza, rubios por lo general y en ciertos casos albinos, poseen esplendidas habilidades en el combate, siendo generalmente el arco su principal instrumento de lucha, con el cual son precisos y letales en los ataques a distancia. Su profunda y magnifica vista ve más allá de lo que un ser humano podría ver (distancia), incluso en sitios que carezcan de luz podrían ver con facilidad, siempre y cuando el lugar no posea una oscuridad total; son rápidos y ágiles. Pacíficos y sabios de igual forma, se alojaron en los bastos bosques de Finisterra, alejados de las tierras del hombre y de las artimañas, viviendo en “armonía” con la naturaleza, dispuestos a defender sus tierras ante la mano de aquellos que pretenden perturbar los suelos elficos.
Veneran a las estrellas y astros en el cielo como a la naturaleza, son seres muy cerrados, no suelen mostrarse en sitios donde no los necesitan o no requieren de su presencia, tan es así que estos poseen su propio lenguaje (Ëliróm). Tienen también, un sistema inmunológico increíble, lo cual los hace inmune a cualquier enfermedad, al igual que su velocidad de cicatrización es increíble como lo es su resistencia muscular. De mentes muy centradas difíciles de corromper, aunque no imposible.
Pese a su inmortalidad los elfos solo pueden fallecer tras un combate o desvanecía (desvanecía es la "enfermedad" que sufren los elfos cuando estos mueren al estar lejos de sus tierras, retirados de sus seres queridos, decayendo en la depresión para desvanecer su existencia), cuando esto ocurra, renacerán en el Templo Roble, tras los efectos del regalo “Respiro” otorgado por Gaia.
Cuando los Elfos consiguen obtener la máxima sabiduría (poder) de estos, la gracia de Gaia que reside en ellos es liberada dándole un nuevo poder al elfo del cual pocos pueden obtenerlo, en algunos casos cambian su aspecto y/o personalidad. Son llamados Elfos Sagrados, ya que en ellos el poder de Gaia es palpable, su magia y poder es muy superior a la de un Elfo ordinario, haciéndolos mucho más especializados a la hora de un combate; éstos son los que lideran a sus hermanos Elfos (teniendo en cuenta que entre elfos y elfos sagrados todos se tratan de “hermano” sin mostrar superioridad alguna), protegiéndoles y guiándoles para su provecho. Son los protectores de los elfos, guiados por la pareja de Reyes Sagrados, encargados de dar la cara por la raza elfica en alguna reunión entre alianzas o razas.
A diferencia de los Elfos, los Sagrados habitan únicamente en el Castillo de los Sagrados (Liminüre) donde sólo salen a cumplir misiones establecidas por sus superiores, las cuales pueden durar largo tiempo y éstos quedan solos, pero, nuevamente, no sufren de “desvanecía” como sus hermanos Elfos, gracias a la fuerza de Gaia les impide morir por tal “enfermedad”.
Cuando mueren los Sagrados (únicamente en un combate) su alma (mente) es dirigida al Templo Avellano ubicado al final del Castillo de los Sagrados, donde residen todas las almas de los Sagrados, esperando a renacer en un nuevo cuerpo (quiere decir, que cuando un Sagrado muere, debe de crear un nuevo cuerpo el user, pudiendo tener las mismas habilidades y carácter, pero con distinto cuerpo) llamado Lifëris.
Dato importante: Los Lifëris son cuerpos materializados por la magia de los Elfos, generalmente son supervisados y “moldeados” por los Reyes, tales cuerpos poseen la función de recibir el alma del Sagrado caído en batalla, pero estos no poseen el gran poder que tienen los Sagrados, pero tampoco menos que los Elfos, aunque conservan la misma “inmortalidad” que los hace durar cientos de años y características de elfos.

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